viernes, 24 de junio de 2016

Memorias de una tarotista (1)




Hoy comienzan una serie de notas donde volcaré algunas de las experiencias por las que atravesé desde que comencé con esta profesión, muchas de ellas comunes a cualquier persona que se haya metido en este camino. Algunas son anécdotas graciosas y otras no lo serán tanto. Qué le vamos a hacer, es lo que me ha tocado vivir! La Rueda de la Fortuna gira y se detiene donde le parece!


El “estigma” de todo tarotista: los pedigüeños


Cualquier persona que se reconozca públicamente como tal deberá enfrentar todo tipo de situaciones, desde una posible marginación (obviamente por la ignorancia de los marginadores, como siempre ocurre) hasta una catarata de pedidos al ritmo de “Sos tarotista?” y detrás, el infaltable: “Me tirás las cartas?” .

Cualquier pretexto sirve, desde la consideración de que es una obligación “si no se pierde el don” hasta la más variada colección de posturas lastimosas, pasando por el infaltable Yo solo voy a creer si me las lees y acertás!” (jaja! como si a mí me importara que creyera o no!)

Ni qué hablar de comentarles que, como  todo servicio, requiere una contraprestación, generalmente de tipo económica. Allí se muestran totalmente sorprendidos:


- Qué?.... hay que pagar? Pero si es solo una pregunta! (que seguramente se transformará en 10).

Cuando se les dice que sí, que es lo que corresponde dado que es nuestro trabajo, nuestra profesión, comienzan unas justificaciones (apoyados en una suma de supersticiones al respecto, dignas de la mejor novela jamás escrita) que hacen que uno, con la práctica, se las ingenie con las respuestas más insólitas (luego de tantos años, y las repeticiones constantes, ya se lo toma con humor)


- Pero... si es un don!... no se le debe brindar a todo el mundo?

- No, no bebo! (contesto recordando al Don Pedro)


Y allí se contraataca:

- Vos trabajás gratis?

- Nooo!!!! Cómo voy a trabajar gratis! Pero lo tuyo es distinto!… a vos que te cuesta sacar unas cartitas?

- Costar? Nada! Yo vivo de la caza y de la pesca! Es más, los mazos me los trae el río!

Y allí, dependiendo del conocimiento que se tenga de la otra persona vienen los consabidos: qué maleducada!  qué carácter podrido! O, “Con vos no se puede hablar!”

- Si, se puede hablar! Lo que no se puede es tomarme por tonta! Jaja!

Y esto se repite multiplicándose diariamente en cada ámbito en que se lo menciona, ni digo en la familia o amistades. De golpe aparecen amigos de todos lados, hasta los que uno no conoce pero resulta que es el amigo de un amigo y así seguimos… Y esto debería ser tenido en cuenta por quien se inicia en esta temática… salen de abajo de las piedras!!!!

Y, lo que es más gracioso aún… muchas veces, cuando se les dice que no, contestan:

- Mejor, yo no creo en nada de eso!… (Y para qué pide, entonces?…  de molesto nomás?)

Y si… la gente supone que su tiempo es el único que vale, que su problema está por encima de cualquier otra cosa y que todo el mundo está a su servicio, más en la temática que nos ocupa. Decir NO a tiempo, evitará luego problemas cuando los pedidos se repitan y se transformen en abuso.




Por eso:

Tarotistas… resistan! Son insistentes! 
Si aflojan una vez, luego no habrá marcha atrás!

(No digan que no se lo advertí!)

Liliana Cavallini


(continuará…)



lunes, 22 de febrero de 2016

Tarot español



El tarot español es un tarot bilingüe, los nombres de los arcanos mayores se encuentran en español y en inglés, no sucediendo lo mismo con los menores, en cuyas figuras de la corte se encuentran escritos solamente en español. 

Este tarot, aparecido en los años 70 (editado por Heraclio Fournier), tal como figura en la carta separadora, está basado en un Tarot Clásico de 1736 (el tarot Luguria-Piamontés) que se encuentra en el Museo Fournier de Vitoria-Gasteiz, Alaba, España.

La impresión de este mazo refleja los grabados originales adjudicados a Giuseppe Ottone (Vercelli, Italia). Los trazos de las ilustraciones se aprecian un poco toscos y las expresiones de las caras y rasgos pueden dar una primera impresión de idea de sufrimiento, o dureza, pero eso se debe al material en que fueron confeccionados los moldes (tallados sobre madera) en 1736. Se lo considera, por su estilo y técnica, un precedente del Marsellés, tal como se lo conoce en la actualidad. La edición se presenta acompañada de un librito, que actúa como guía, y que fuera escrito especialmente para este tarot por Stuart R. Kaplan

El mazo está integrado por 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores. Estos últimos se componen de los 4 palos de la baraja: bastos, oros, espadas y copas. Esta baraja se caracteriza por sus imágenes simples sin demasiados agregados extras, de signos o símbolos para complementar la lectura, como sucede con otros mazos.



En los  arcanos mayores encontramos: en el centro, las imágenes clásicas de sus personajes y figuras simbólicas; en la parte superior: el número de la carta, escrito en caracteres romanos (salvo en el caso de El Loco que no posee), y el nombre de la carta en inglés; en la inferior, su designación traducida al español a excepción de la carta nº 13 (que se suele llamar “el arcano sin nombre”). Impreso sobre fondo claro, las figuras tienen un colorido destacado pero suave, no tan marcados como en el marsellés.


Muchos “detractores” del marsellés hacen hincapié en que los arcanos menores de bastos y espadas son fáciles de confundir (a pesar de que las espadas son curvas y los bastos rectos) y que hay que observar mucho para saber cuándo están invertidos. Obviamente se trata de personas un poco inexpertas en el tema. 

La ventaja que tienen los arcanos menores de este tarot es que, además de estar numerados (permitiendo detectar rápidamente la posición derecho/revés), sus colores no se prestan a confusión como podría ocurrir con el de Marsella, cuyos colores varían tanto en el fondo como en el de los objetos, según sea la edición y/o fabricante del mazo.


En el Tarot Español los colores de las Espadas son derivaciones del azul, con pequeños detalles rojos, y los del palo de Bastos son derivaciones del verde, con algunos detalles rojos. Es decir, se reconocen fácilmente por estos colores básicos sobre fondo claro, no sucediendo lo mismo con los distintos marselleses por las razones anteriormente explicadas. 

Muchas veces me han preguntado por qué elegí este tarot en particular entre tantos otros. La respuesta es simple: 

1º - Fue el primer mazo que me llamó la atención cuando, allá lejos y hace tiempo, concurrí al 1º Congreso Argentino de tarot (para ver de qué se trataba) y, entre todos los mazos que allí se exhibían, estaba este, situado entre mazos más coloridos o de mejor estética pero simple y directo. 

2º Al no tener demasiado contenido accesorio (letras hebreas, signos astrológicos, etc), es más sencillo situarse en la imagen central, en su simbolismo y prestar atención a las posiciones corporales de las mismas (se miran, se dan la espalda, etc.) agregando más data a la interpretación. Es ideal para comenzar sin tener que diversificarse en los agregados que, en algunos casos, solo reafirman la información que da la imagen central. Muchas veces “más es menos”, especialmente para comenzar.

Luego, siempre existe la posibilidad de ampliar el conocimiento con los agregados que poseen los demás mazos, aunque esto no es absolutamente necesario. Se puede leer perfectamente una consulta con este mazo, dando libre vuelo a la intuición personal  inspirada por sus imágenes, cual actores moviéndose en un escenario que nos cuenten la vida o las dudas del consultante.


Liliana Cavallini