Hoy comienzan una serie de notas donde volcaré algunas de las experiencias por las que atravesé desde que comencé con esta profesión, muchas de ellas comunes a cualquier persona que se haya metido en este camino. Algunas son anécdotas graciosas y otras no lo serán tanto. Qué le vamos a hacer, es lo que me ha tocado vivir! La Rueda de la Fortuna gira y se detiene donde le parece!
El “estigma” de todo tarotista: los pedigüeños
Cualquier persona que se reconozca públicamente como tal
deberá enfrentar todo tipo de situaciones, desde una posible marginación
(obviamente por la ignorancia de los marginadores, como siempre ocurre) hasta
una catarata de pedidos al ritmo de “Sos tarotista?” y detrás, el infaltable: “Me tirás las
cartas?” .
Cualquier pretexto sirve, desde la consideración de que es
una obligación “si no se pierde el don” hasta la más variada colección de
posturas lastimosas, pasando por el infaltable “Yo solo voy a creer si me las lees y
acertás!” (jaja! como si a mí me importara que creyera o no!)
Ni qué hablar de comentarles que, como todo servicio, requiere una contraprestación,
generalmente de tipo económica. Allí se muestran totalmente sorprendidos:
- Qué?.... hay que pagar? Pero si es solo una pregunta! (que
seguramente se transformará en 10).
Cuando se les dice que sí, que es lo que corresponde dado que es nuestro trabajo, nuestra profesión, comienzan unas justificaciones (apoyados en una suma de supersticiones al respecto, dignas de la mejor novela jamás escrita) que hacen que uno, con la práctica, se las ingenie con las respuestas más insólitas (luego de tantos años, y las repeticiones constantes, ya se lo toma con humor)
- No, no bebo! (contesto recordando al Don Pedro)
Y allí se contraataca:
- Vos trabajás gratis?
- Nooo!!!! Cómo voy a trabajar gratis! Pero lo tuyo es
distinto!… a vos que te cuesta sacar unas cartitas?
- Costar? Nada! Yo vivo de la caza y de la pesca! Es más,
los mazos me los trae el río!
Y allí, dependiendo del conocimiento que se tenga de la otra
persona vienen los consabidos: qué maleducada! qué carácter podrido! O, “Con vos no se puede
hablar!”
- Si, se puede hablar! Lo que no se puede es tomarme por
tonta! Jaja!
Y esto se repite multiplicándose diariamente en cada ámbito
en que se lo menciona, ni digo en la familia o amistades. De golpe aparecen
amigos de todos lados, hasta los que uno no conoce pero resulta que es el amigo
de un amigo y así seguimos… Y esto debería ser tenido en cuenta por quien se
inicia en esta temática… salen de abajo de las piedras!!!!
Y, lo que es más gracioso aún… muchas veces, cuando se les
dice que no, contestan:
- Mejor, yo no creo en nada de eso!… (Y para qué pide, entonces?…
de molesto nomás?)
Y si… la gente supone que su tiempo es el único que vale,
que su problema está por encima de cualquier otra cosa y que todo el mundo está
a su servicio, más en la temática que nos ocupa. Decir NO a tiempo, evitará
luego problemas cuando los pedidos se repitan y se transformen en abuso.
Por eso:
Tarotistas… resistan! Son insistentes!
Si aflojan una vez,
luego no habrá marcha atrás!
(No digan que no se lo advertí!)
Liliana Cavallini
(continuará…)