martes, 28 de octubre de 2014

Tarot vs. Oráculos: diferencias y similitudes




Otra de las preguntas tradicionales es: ¿Cuál es la diferencia entre el tarot y un oráculo? ¿Ambos no se usan para lo mismo? Pero... qué es un oráculo? Si nos guiamos por la Wikipedia,

“Un oráculo (μαντειον) es una respuesta que supuestamente da una deidad por medio de sacerdotes, o de la Pitia o Pitonisa griega y romana, o la Sibila, o incluso a través de interpretaciones de señales físicas (tintineo de campanillas, por ejemplo), o de interpretaciones de símbolos sobre piedras, como las Runas, o de interpretaciones de símbolos sobre cartas, como el Tarot, o de sacrificios de animales. Por extensión, se llama oráculo al propio lugar en que se hace la consulta y se recibe la respuesta (el oráculo).”  

En Grecia (en su famoso Oráculo de Delfos) el oráculo se recibía a través de una mujer que se llamaban pitia o pitonisa, en estado de éxtasis frenético. Por lo tanto, en un estado alterado de conciencia producido (según dicen) por las emanaciones de ciertos alucinógenos provenientes de aberturas en las rocas por las que se filtraban.

¡Pobres mujeres, se pegarían cada viaje, que otra que la belladona que se untaban las brujas y que les hacían contar los viajes en escoba!.

Algunas personas admiten la forma de diferenciar al Tarot de los oráculos, haciendo hincapié en la cantidad de cartas del mazo. Consideran que el Tarot  (para ser llamado así) debe tener la cantidad de cartas clásica: 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores.

El tema de la diferenciación por medio de la cantidad de cartas del tarot dependería de cuándo se comienza a tomarlo como tal. Si consideramos el Minchiate como uno de sus antecedentes, éste tenía mayor cantidad de cartas ya que se agregaba los 12 signos de zodiaco, los 4 elementos y las virtudes teologales. Si se toma como su antecedente al Tarot de Paris (siglo XVII), allí comienzan las 78 cartas. Igualmente también está el Ansata Tarot (1981) que sólo tiene los 22 arcanos mayores, entre otros mazos con los que ocurre lo mismo.

Yo creo que para diferenciarlos, más que por la cantidad de cartas, debería hacerse por los conceptos (y aquí empiezan los problemas partiendo de las distintas acepciones de la palabra tarot y sus significados posibles). Para algunos autores significa “mazo de cartas” (Tar/Taru), para otros “la ley” (Torah); “rueda” (rota); “sendero real” (TA: sendero, RO, real) y así seguiríamos infinitamente.

Esta reflexión me lleva a pensar que el tarot estaría formado por imágenes y signos, los que permiten crear un código, que sirva para utilizarlo, no sólo de oráculo sino también como enseñanza de vida (mediante la correlación numérica); mientras los oráculos, serían instrumentos que nos permiten “adivinar” algo en particular, u obtener un mensaje para la ocasión..

Entonces, considero que para poder llamarse Tarot, las imágenes que componen el mazo deben representar a los arquetipos, que han sido asimilados por la humanidad a lo largo del tiempo y los cambios culturales, que se transmiten de generación y generación y que pertenecen al inconsciente colectivo (común a todos los seres humanos) funcionando como patrones de conducta (imitativa en muchos casos). Entonces la serie sería la clásica de Loco, Mago, Sacerdotisa, Emperatriz, etc., lleven el ropaje que les corresponda según la cultura a la cual responden. Es decir, los arquetipos básicos son los mismos, solo cambia su presentación.

Personalmente creo que el tarot es también un oráculo. Si me llevo por los antecedentes griegos, en cuanto a oráculo, haría una pequeña reflexión: el tarot es oráculo cuando a través suyo se perciben sensaciones (producidas por estados alterados de conciencia) que no figuran en las cartas. Es cuando decimos que las cartas nos “hablan”. 

Los oráculos como las runas o el I Ching, se interpretan a través de signos. Además, los “avispados” de siempre, en vista del interés que despiertan, han creado “velozmente” cartas con los símbolos rúnicos y también con los exagramas del I Ching, así que allí comienzan las mezclas en todos estos temas.


"El oráculo rúnico", 

Anthony Clark - Tony Willis


Igualmente siguen apareciendo mazos, con distinta temática, que se denominan Tarot pero cuyas imágenes poco tienen que ver con los originales y van cambiando según las creencias (ángeles, hadas, etc) 

En resumen, se podría decir que todas las cartas de Tarot pueden funcionar como oráculos, pero, no todos los oráculos se leen como el Tarot.


Liliana Cavallini




viernes, 24 de octubre de 2014

Los alcances del tarot y la función del tarotista




La función primaria del tarot es ORIENTAR al consultante sobre las opciones que se le presentan en la tirada, tratando de encontrar la más adecuada para ayudar a resolver su problemática.

Aquí es necesario formular una advertencia esencial: es imprescindible tener presente los alcances y limitaciones del Tarot con el propósito de evitar que se lo desvirtúe con manejos deshonestos.

La función del tarotista es MOSTRAR al consultante los aspectos positivos y negativos de la situación, para que pueda prevenirse contra posibles inconvenientes, y aprovechar las ventajas que se le presenten, nunca DECIDIR qué debe hacer el consultante. Una vez presentados los pro y los contra de la situación, la decisión corre por cuenta de quien realiza la consulta.

Esto es importante que lo tenga en claro el consultante para poder evitar los manejos de personas inescrupulosas, que se colocan en asesores permanentes, y a los cuales se les debe consultar todos los pasos a seguir, creando una dependencia ilimitada del consultante con el “tarotista” quién así tendrá asegurado un cliente permanente, o un ingreso fijo por esa razón.

La otra utilización del tarot, la más válida (y quizás la razón de su creación, según se desprende del uso que se hacía de los primeros mazos) es la del camino del autoconocimiento, donde cada arcano se transforma en un peldaño, para ascender por una hipotética escalera.



Los distintos pisos, representados por cada arcano, son paradas de aprendizaje, en nuestro viaje terreno evolutivo, para tratar así de comprender nuestro paso por la vida y las distintas etapas de desarrollo por las que deberemos atravesar para llegar a la meta.


Liliana Cavallini


miércoles, 22 de octubre de 2014

¿Cuál es la función del tarot?



Muchas personas se preguntan: ¿Puede ser que alguien mirando una carta pueda saber qué es lo que me pasa o me pasará? Hay gran cantidad de mitos alrededor de esta técnica, el más común es el considerar que quien “tira las cartas” posee un don, otorgado por alguien superior, que le permite lograr una conexión que los demás no pueden lograr y lo coloca por encima de los demás mortales. Quizás por esto, muchos racionales huyen despavoridos de estas explicaciones.

Si alguien recurre al diccionario, para saber de qué se trata, encontrará definiciones al estilo de:

“Tarot, nombre que recibe la baraja de cartas que se emplea para decir la buenaventura. También el juego que se practica con estas cartas.” (Enciclopedia Encarta 2005).

Y aquí comienzan los problemas, porque a “decir la buenaventura” se la asocia con una práctica que tiene que ver con “predecir el futuro”, o “la buena suerte”, a través de distintos elementos: cartas, bola de cristal, manos, etc. y caeremos, indefectiblemente, en la generalización del nombre del grupo que las engloba: MANCIAS.

La palabra “mancia” significa "adivinación" y, de acuerdo a la voz que la compone, es el método utilizado para la predicción, por ejemplo: cristalomancia, mediante espejos mágicos o bola de cristal; cartomancia, a través de las cartas, etc. y cuya interpretación depende del operador y su código, muchas veces personal.

Ahora, ¿el tarot es entonces lo mismo que Cartomancia?

NO, en la Cartomancia la lectura depende de la interpretación que haga el operador y su percepción personal; en cambio, las cartas de tarot incluyen personajes, figuras y símbolos, de variada procedencia, que requieren un análisis especial, es decir, agregan técnica a la intuición.

Siguiendo con el razonamiento, resumamos los conceptos y establezcamos las diferencias:

El cartomante “lee” las cartas que tiene ante sí, haciendo su interpretación de acuerdo a lo que acude a su mente, lo que éstas provocan en ella, y echando mano a su intuición para comprender su mensaje. Estos conocimientos no tienen por qué coincidir con lo que significa para otros que practican la misma mancia.

El tarotista, aparte de “leer” las imágenes, agrega conocimientos teóricos y simbólicos. De esta manera, utiliza una codificación para su lectura que permite a otro tarotista corroborar los resultados obtenidos. Además, las imágenes le aportan mensajes que, mediante su interpretación, ayudan a orientar al consultante sobre las posibilidades que se le presentan y a él mismo, lo ayuda a desarrollar vías de crecimiento personal. En síntesis, resume técnica e intuición para aprovechar las enseñanzas simbólicas e incorporarlas en la lectura.

Ahora faltaría establecer qué servicio brinda y sus alcances.

Aplicado con seriedad e idoneidad, el Tarot nos otorga la visión necesaria que permita vislumbrar el desarrollo de una situación determinada y su posible desenlace, el que de ninguna manera se considera inevitable.

Liliana Cavallini
(textos extraídos del curso: El Tarot y sus Misterios)