Muchas personas se preguntan: ¿Puede ser que alguien mirando una carta pueda saber qué es lo que me pasa o me pasará? Hay gran cantidad de mitos alrededor de esta técnica, el más común es el considerar que quien “tira las cartas” posee un don, otorgado por alguien superior, que le permite lograr una conexión que los demás no pueden lograr y lo coloca por encima de los demás mortales. Quizás por esto, muchos racionales huyen despavoridos de estas explicaciones.
Si alguien recurre al diccionario, para saber de qué se trata, encontrará definiciones al estilo de:
“Tarot, nombre que recibe la baraja de cartas que se emplea para decir la buenaventura. También el juego que se practica con estas cartas.” (Enciclopedia Encarta 2005).
Y aquí comienzan los problemas, porque a “decir la buenaventura” se la asocia con una práctica que tiene que ver con “predecir el futuro”, o “la buena suerte”, a través de distintos elementos: cartas, bola de cristal, manos, etc. y caeremos, indefectiblemente, en la generalización del nombre del grupo que las engloba: MANCIAS.
La palabra “mancia” significa "adivinación" y, de acuerdo a la voz que la compone, es el método utilizado para la predicción, por ejemplo: cristalomancia, mediante espejos mágicos o bola de cristal; cartomancia, a través de las cartas, etc. y cuya interpretación depende del operador y su código, muchas veces personal.
Ahora, ¿el tarot es entonces lo mismo que Cartomancia?
NO, en la Cartomancia la lectura depende de la interpretación que haga el operador y su percepción personal; en cambio, las cartas de tarot incluyen personajes, figuras y símbolos, de variada procedencia, que requieren un análisis especial, es decir, agregan técnica a la intuición.
Siguiendo con el razonamiento, resumamos los conceptos y establezcamos las diferencias:
El cartomante “lee” las cartas que tiene ante sí, haciendo su interpretación de acuerdo a lo que acude a su mente, lo que éstas provocan en ella, y echando mano a su intuición para comprender su mensaje. Estos conocimientos no tienen por qué coincidir con lo que significa para otros que practican la misma mancia.
El tarotista, aparte de “leer” las imágenes, agrega conocimientos teóricos y simbólicos. De esta manera, utiliza una codificación para su lectura que permite a otro tarotista corroborar los resultados obtenidos. Además, las imágenes le aportan mensajes que, mediante su interpretación, ayudan a orientar al consultante sobre las posibilidades que se le presentan y a él mismo, lo ayuda a desarrollar vías de crecimiento personal. En síntesis, resume técnica e intuición para aprovechar las enseñanzas simbólicas e incorporarlas en la lectura.
Ahora faltaría establecer qué servicio brinda y sus alcances.
Aplicado con seriedad e idoneidad, el Tarot nos otorga la visión necesaria que permita vislumbrar el desarrollo de una situación determinada y su posible desenlace, el que de ninguna manera se considera inevitable.