No es ninguna novedad el boom que han provocado las redes
sociales para la comunicación entre la gente, ni tampoco que se prestan para
difundir cualquier cosa, por más loca que parezca: hechos reales, ficticios,
manejos políticos, anuncios personales, investigaciones, inventos, burlas,
humoradas… todo sirve para estar en el candelero! Se llega a decir que quien no
está en ellas no existe!
Dos de las más populares son Twitter y Facebook. Mientras en Twitter se maneja el minuto a minuto, en frases cortas pero no por eso menos efectivas o efectistas, Facebook se transforma en una ciudad virtual, compuesta por todo tipo de personas, y personajes, que buscan el contacto con otros y muestran su vida (o la que se inventan) a quien lo quiere ver y al que no… también! Y se premia con un Me gusta a las publicaciones. Tampoco faltan los “megusteros” compulsivos, que colocan “Me gusta” a una noticia espantosa o a lo que escriben ellos mismos como para darse ánimo.
Si bien también son muy útiles para difundir campañas, encontrar
niños, personas y animales perdidos con mayor rapidez (debido a la facilidad de
compartir las publicaciones), esta rapidez puede jugar en contra debido a la no
verificación fehaciente de lo que se comparte; llegando a difundir tanto cosas
reales como inventadas o tergiversadas, quedando en el medio el pobre lector,
que si no tiene 3 dedos de frente, o capacidad rápida de análisis, repite como
lorito hasta si alguien dice que se fue de vacaciones a Saturno! No faltando algún
descolgado que diga: “qué lindo, te felicito!”
De toda esta vorágine no quedan exentos todos los temas con
tinte esotérico, entre los que se encuentran el tarot y las demás disciplinas. Sede
y caldo de cultivo de innumerables dones, videntes a granel, iluminados a
batería, mensajes extraterrestres, “elegidos” de pc y mucha autoayuda de
pizarrón (en carteles que recorren los muros), con esta temática puede pasar
cualquier cosa…
Salvo los que utilizan los perfiles para promocionar sus
actividades o algún “loco” que escribe algo coherente (o no tanto) sobre estos
temas, los mismos quedan circunscriptos
a los grupos y aquí… Chan!
Estos grupos proliferan por Facebook de una manera
impresionante, con gran cantidad de miembros (la mayoría inactivos). Dentro
de ellos aparecen todo tipo de personajes : videntes naturales y “naturalmente”
modestos que, previo al uso de la palabra “humildad” comienzan a presumir
sobre sus dones, para los cuales han
sido “elegidos” por Dios para llevar su mensaje; descendientes de linaje
brujeril (dudosamente comprobable) o con dones contenidos en su ADN; personajes
que han estado en el momento de la Creación; reencarnaciones de Buda o
Jesucristo, e iluminados de la duodécima dimensión que se comportan como si
fueran el faro de Alejandría, creyendo que basta que manden luz a alguien para
que se prenda como fosforito y se transforme en un “ser de luz”, aunque solo se
encandile de tanto verse en el espejo.
Asocian la palabra tarot con futuro y aparecen con imposiciones de: Quiero saber mi futuro! Como si enseguida correrían todos a enchufar su bola de cristal, para contestarles raudamente, porque es su obligación como tarotistas, sino para qué es el grupo?
Algunos vienen con preceptos “antiguos” que dicen que “los
que saben no cobran” porque sino “pierden el don” (¿??) Sería interesante saber
de dónde sacaron dicho precepto y que lo aplicaran a todas las cosas de la vida. Desaparecería
el vil metal!!! (o seríamos todos ignorantes)
Otros llegan a evangelizar y dicen: Solo Dios sabe lo que
sucederá! Es Él el que maneja la vida de todos .Y para qué se unió? Que vaya a
la iglesia!
Y nunca faltan los “descreídos” los que dicen “son todos
chantas” “esto no sirve” (Obviamente luego que vieron que no iban a lograr una
lectura gratuita de su vida, la del vecino y el de la vuelta, que parece que le
gusta pero quiere saber si algún día le va a hablar! (¿)
A todo esto nos exponemos los tarotistas y cuando hartos contestamos, aparecen los educadores en "buenas costumbres" a decirnos lo que debemos hacer y cómo, aunque sea lo único que aportan al grupo.
Ni que decir de los desesperados que aparecen para publicitarse... o sea... alguien promociona sus servicios de tarotista en un grupo de 9000 integrantes donde la mayoría atiende consultas?… Increíble, pero real!
Por suerte, hay otros que se han preocupado el leer sobre el
tema y conocen los alcances y limitaciones del tarot, hacen prácticas,
comparten opiniones e intercambiar conocimientos o experiencias.
Lamentablemente son los menos, la mayoría cree que por haber hecho un grupo los
administradores, o responsables del mismo, tienen la obligación de responder a
sus preguntas de “forma educada” (a consideración del preguntón aunque sostengan
que el tarot lo inventaron los extraterrestres), sean proveedores constantes de
elementos que les sirvan a ellos y sin comprender que
un grupo se hace entre todos los integrantes, porque sino no sería más que un seminario
dictado por los administradores y no un flujo y reflujo de conocimientos.
Resumiendo los pro y los contra.
Los pro serían la posibilidad de relacionarse con gente que
maneja las mismas herramientas temáticas (aunque tengan distintas creencias u
opiniones variadas) y poder compartir sus vivencias con los demás, permitiendo
debatir puntos de vistas y esclareciendo (o no) algunos temas; el poder conectarse
con personas que manejan el mismo “idioma” (muchas veces incomprendido entre su
entorno habitual), la misma pasión de saber y aprender, pero sobre todo, la
posibilidad de compartir su tiempo con quien quiere o se siente más cómodo.
Los contra: toda la gente que pulula buscando “ventaja” de
los demás (no dando nada a cambio) y la proliferación de desquiciados, elegidos
divinos, pseudos hindúes y educadores a costa de la paciencia ajena.
Una vez que aceptamos que siempre va a aterrizar alguno, si
logramos acostumbrarnos y pasar por alto a todos estos personajes, tomándolos
con humor, posiblemente logremos el debate positivo de ideas y el crecimiento
informativo. Ahora, quienes solo busquen información, tipo universidad, sin
ninguna alteración del orden, los grupos (como cualquier conglomerado humano) no
son para ellos, es mejor que se compren un libro.
Bien manejadas, las redes sociales son increíbles, ahora, si no se tienen en claro
sus alcances y posibilidades, no difieren de ningún pueblo lleno de chismosos.
Liliana Cavallini